Marruecos, temporada inédita en exclusiva para ti

Acabo de volver de Marruecos y he grabado una serie fabulosa. Meses antes de su emisión en algún canal de pago, la podrás ver en Nómada TV, en absoluta primicia.

Hace poco lancé la 1ª plataforma streaming de viajes y aventura en moto: www.nomadatv.es En ella he unificado todo mi enorme archivo de documentales emitidos en distintos canales. Una sola pantalla para verlo todo sin cortes ni publicidad. Desde su lanzamiento he subido programas nuevos como el de motos clásicas o el de rutas trail legales en Madrid. Y ahora comienza a emitir los nuevos viajes internacionales tras la pandemia. Los suscriptores podrán disfrutar estos nuevos programas, llenos de datos para repetir mis rutas, antes de que los venda a un canal de televisión y deba retirarlos de aquí por tema de derechos. 

Empezamos con un recorrido insólito y solitario por un Marruecos sin turismo a lo largo de 10 episodios, y luego nos iremos hasta Anatolia recorriendo los Balcanes, en otra temporada que será espectacular y pura aventura, como antes de la epidemia.

Puedes probar gratis tres días los contenidos y luego el coste mensual son 2,70 euros, con lo que cada episodio absolutamente nuevo, inédito y en exclusiva para suscriptores, te costará 75 céntimos. Este Marruecos desconocido bien los vale. 

Entra en www.nomadatv.es y suscríbete

Un abrazo

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VUELVE DIARIO DE UN NÓMADA, PERO NO EN La2




He dirigido Diario de un Nómada 12 temporadas con éxito de audiencia y varios premios. Sin embargo, para seguir haciéndolo con libertad, para poder opinar lo que me da la gana, para tomarme una cerveza en pantalla si es lo que hago al final de la jornada, para poder soltar un taco sin que me pongan un pitido o para poder usar BMW sin que me emborronen el logo bajo pretexto de publicidad encubierta, he tenido que llevar el programa a la televisión de pago donde puedo hacer todo eso y encima ser pleno dueño de los derechos sobre mi trabajo.

Ya tienes disponible en AMAZON PRIME la 3ª temporada de Moto Nómada, 10 episodios de 1 hora con rutas por USA (viejo camino español), el Sahara y España. Si tienes esta plataforma, te aconsejo verlo ya mismo porque hay 3 temporadas completas de mi serie disponibles en España y toda Sudamérica. No es fácil entrar en un canal tan grande y somos la única serie de viajes en moto en la plataforma.

El 10 de mayo se estrenan nuevos episodios bajo el título El Nómada de la moto, en Canal Odisea, especializado en documentales; se puede ver en Movistar+ (dial 74), Vodafone TV (101), Orange TV (33) o Euskaltel (57). Son 40 episodios por España y Portugal. Y en verano voy a Asia a seguir grabando destinos remotos. Así que la serie sigue viva y tras el parón internacional por la pandemia, retomamos las grandes aventuras.

En www.clasicostv.com se estrena en abril la 2ª temporada de mi programa de motos clásicas, centrado en moto española. Un formato que me ha divertido mucho hacer y que me ha permitido conocer gente interesante y entrar en un mundillo de lo más apasionante como es el coleccionismo.

Sé que no todo el mundo tiene todas estas plataformas de pago o vive fuera de España, donde no se pueden ver mis contenidos. Para ellos he decidido crear mi propia plataforma con muchos programas gratis y otros bajo suscripción a un precio mucho más barato. El coste por todo el año es menor que un libro o un depósito de combustible.

Habrás visto que mis programas están repartidos en diferentes canales. Era imposible disfrutarlos todos y por orden. Hacía falta un “Netflix” donde organizarlos por fechas y donde pudieras ver del primero al último de mis documentales en HD y sin esa molesta publicidad que salta todo el rato en YouTube.

Un canal de suscripción por micromecenazgo, sin el incordio de los anuncios, es el mejor modo para financiar la producción del tipo de documentales que tú quieres ver y yo quiero hacer, que hablen de aventura y también de historia, de cultura y de geopolítica, que expliquen el mundo además de recorrerlo. Si alguna vez te he divertido, entretenido, enseñado algo o hecho reflexionar con mis vídeos, te agradeceré mucho que realices este pequeño gesto real de suscribirte por 2,7 euros. Apoyo tangible a un proyecto audiovisual rebelde.

Te presento  NÓMADA TV, una televisión de documentales a la carta que me permitirá producir sin directrices comerciales ni políticas.  Documentales libres para espectadores inquietos. Hay 200 horas de programas disponibles, muchos de acceso gratuito, más todo lo nuevo que irá subiendo cada semana, al menos un episodio inédito cada 7 días, como mi próximo viaje internacional, que podrás vivir en directo y en exclusiva.

Entra en el enlace para ver los programas. http://www.nomadatv.es Puedes configurarlo en el navegador de la SmartTV o en el móvil o tableta para verlo como si fuera Netflix.

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VERY GOOD, MY FRIEND

Para mi viajar en una moto trail, me da igual el año, es algo más que usar un vehículo por diversión. Para mí es un modo de vida, una forma de entender el mundo. Sobre varias de esas motos con ruedas de tacos y maletas he cruzado en solitario más de cien países por África, América, Europa, Asia y Oriente Medio. Por supuesto, en tantos kilómetros, alguna vez he sufrido accidentes y extorsiones. Muchas veces he pasado frío, hambre y cansancio, incluso me han hurtado y extorsionado en alguna ocasión. Pero cuando miro hacia atrás, lo único que veo es a los grandes amigos que he hecho en el camino. El camino es la gente buena. Ahora sé que el mundo es un lugar mucho más amable y seguro de lo que nos cuentan en las noticias. Vale la pena recorrerlo en moto para estar lo más cerca posible de la verdad. Al viajero en moto siempre le preguntan quién es, de donde viene, a donde va. Las gentes sencillas quieren invitarlo a su casa, ayudarle, charlar, conocer su experiencia, de dónde viene y a dónde va; en suma, darle calor y afecto. Esta experiencia humana ya hace que valga la pena recorrer las más inhóspitas carreteras y los paisajes más sobrecogedores. En Kazajstán, en Zimbabwe, en Albania, en Canadá o en Libia, en todas partes es igual. Los niños quieren subirse en la moto, los conductores saludan desde sus coches y cuando me detengo en cualquier pueblo o gasolinera siempre se acerca alguien con una sonrisa. Señalan mi moto y exclaman “very good”. Así fue como yo aprendí el valor de una frase que se entiende en todas partes: very good, my friend.

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¿CRISTIANOFOBIA?

“Ten mucho cuidado” me recomendaba el bienintencionado autor de aquel correo electrónico que acababa de abrir después de varios días desconectado, “se ha montado un escándalo tremendo con el asunto de wikileaks. No estás en el mejor lugar para los occidentales. Las agencias de prensa advierten de que crece la indignación entre los musulmanes. Te has metido en el epicentro de una ola de cristianofobia”. Cerré la página web y miré en derredor. Los abundantes usuarios de aquel ciber café en pleno Kurdistán iraquí no me prestaban la más mínima atención, enfrascados como estaban en sus videojuegos. ¿Wiki qué?, me pregunté extrañado. 

Salí al exterior. La populosa ciudad de Erbil hervía de actividad. Un grupo de curiosos rodeaba mi motocicleta con matrícula española. Uno de ellos se había subido para que le fotografiasen; el resto aguardaba pacientemente su turno. A ninguno parecía importarle lo más mínimo que del retrovisor colgara un sencillo crucifijo ni que en un lateral llevara la pegatina de una silueta de pez, esquemático símbolo por el cual se reconocían los primeros seguidores de Cristo durante las persecuciones romanas. Con tan visibles muestras de mi fe, había atravesado Oriente Medio sin el más mínimo contratiempo. Ningún musulmán de los muchos con los que me relacioné me comentó nada sobre algo llamado wikileaks. 

Esta anécdota me sirve para situar las noticias que habitualmente nos llegan de Oriente. Noticias que en Occidente son magnificadas en un afán sensacionalista que a la larga resultará nocivo para todos nosotros, cristianos, musulmanes, ateos o agnósticos. La realidad del mundo no es ese terrible desastre, ese cenagal de odio que nos cuentan. El mundo es un lugar mucho más acogedor. No existe en el planeta de la gente real una ola de cristianofobia o antioccidentalismo. No debería pues alentarse una réplica islamofoba, construida sobre exageraciones o medias verdades. 

¿Quién soy yo para afirmar semejante cosa? Desde luego no soy filósofo, ni catedrático, ni pertenezco a un think tank que evalúe tendencias sociales. Sólo soy un viajero. Viajo solo. Viajo en moto. Viajo desnudo y sin guardaespaldas ni guías. Pero confío en que el ser humano que voy a encontrar en la siguiente curva no será el monstruo con el que me quieren atemorizar desde algunos estrados y tribunas. Hablo desde la sencilla experiencia de quien en sus muchos kilómetros recorridos ha encontrado muchos más ángeles que demonios. La gente es decente en todas partes. 

No siempre aterrizo de pie en mis aventuras. He sufrido accidentes, robos y extorsiones. También viví de cerca el miedo a un secuestro en Mauritania. ¿Cristianofobia? ¿Odio al occidental? No, sencillamente una implacable lógica económica. Si la piel europea se cotiza al alza, es de cajón que aumenten los cazadores. Cinco millones de dólares es una cifra inimaginable en una de las regiones más pobres del planeta.

Claro que hay crimen, violencia y conflicto, pero eso no es en absoluto la norma general, ni siquiera es la excepción. Es la excepción de la excepción. Sin embargo, cuando se enfoca el mal con una cámara, solo el mal llena el objetivo. Cuando cuatro memos se juntan a quemar una bandera, siempre hay un periodista para sacar una foto. Nadie ve la cotidiana calma que discurre inalterada detrás de la exaltada escena. Eso que nos enseñan no es la realidad, pero sirve bien para asustarnos, para hacernos pensar que más allá está siempre el enemigo.

Soy cristiano y confío en el musulmán allá donde se encuentre. Confío en el hombre sencillo que trabaja para sacar adelante a su familia. El hombre que me ofrece un té, comida e incluso habitación cuando me ve cansado. El que me pregunta por mi viaje, examina mi moto y conviene conmigo en que sólo hay un Dios. Ese es un hombre de paz. Es un buen hombre. El mundo está lleno de ellos.

Es de justicia reconocer que ser cristiano hoy en Irak es una prueba de carácter, que quienes mantienen esa fe en Oriente Medio sostienen también unos valores de igualdad y libertad que nos son comunes. Hay que defenderlos, apoyarles, hacerles saber que no están solos. Es de justicia pedir a los gobiernos europeos que se impliquen y a los locales que se esfuercen más en su protección y tutela. Pero no porque sean cristianos, sino porque seres humanos, porque son una minoría amenazada y porque hoy están muy asustados. Pero el mejor modo de ayudarles que como simples ciudadanos tenemos es no dejando que nos asusten a nosotros con encuadres desencajados de una realidad parcial.

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SEGUIR A LOS EXPLORADORES OLVIDADOS

Viajo en moto para explorar, exploro para escribir y escribo para emocionarme. He recorrido hasta la fecha más de 100 países y escrito ocho libros de viajes. Sin embargo, todavía hoy siento vértigo ante la cercanía de una nueva frontera, de un horizonte desconocido. Uno nunca sabe lo suficiente ni termina de aprender. Lo único que hoy sé a ciencia cierta es que mañana cometeré otra torpeza, que caeré otra vez en un error, que volveré a peder el camino correcto.

Por eso es tan apasionante viajar en moto. Porque todavía es posible la exploración, porque es incierto y porque uno siempre es un novato en la carretera que se acaba de encontrar por primera vez. El transporte aéreo ha llenado el planeta de pasajeros con billete de ida y vuelta, pero viajar en moto es, aún hoy, conquistar. El motorista solitario que se pierde tras el horizonte aparece hoy como el heredero del caballero medieval. Podría moverse de un modo más confortable, pero elige sufrir porque tragando polvo, viento y arena se convierte en nómada, en explorador, en parte del paisaje y de la historia que narra.

Y de historias se trata. De nuestra historia. Pero no de esa gran Historia que se estudia en los libros de texto sobre batallas, reyes e imperios. Me refiero a la historia de los pequeños hombres que se hicieron grandes superando adversidades. Nuestro pasado está lleno de exploradores, de quijotes, de viajeros arrojados, de héroes cuyo tiempo pareceriera haber pasado. Sin embargo, sus peripecias son tan asombrosas que si les damos una oportunidad, nos apasionarán como si fueran personajes de la mejor película de acción. Son personajes como el Capitán de Cuellar en Irlanda, náufrago de la Armada Invencible que tras siete meses de fuga, logró escapar de los ingleses; o el jesuita Pedro Páez, quien en el siglo XVII fue hecho prisionero por piratas y pasó esclavo seis años en Yemen antes de poder llegar a Etiopía y convertirse en descubridor de las fuentes del Nilo Azul.

Es injusto este olvido, pero intentar refrescar su recuerdo también es una oportunidad para quienes como yo pensamos que la exploración no ha terminado ni tampoco los exploradores. Tras haber cruzado Europa, África e India tras los exploradores españoles de los siglos IX a XVII. Me apasionan los que viajan más allá del horizonte, creo que perseguimos el mismo anhelo de exploración, ansiamos las mismas emociones y cuando alcanzamos cumbre o llegamos al destino, paladeamos una dulce victoria pero solo sobre nosotros mismos.

Si a ti también te interesan las historias de los exploradores españoles olvidados, puedes conocer mis libros y documentales sobre la vuelta al mundo en moto en www.miquelsilvestre.com

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VIAJÓ AL ESPACIO Y NO VIO A DIOS

El lago Issyk Kul está en Kirguistán, punto de parada en una de las rutas de la seda. En el siglo XI uno de los nativos de esta zona llegó a ser un sabio prestigioso, Mahamud Al-Khasgari, quien escribió en Bagdag un diccionario comparativo entre las lenguas turquicas. Bagdag era la gran capital política y cultural del mundo árabe y musulmán. Pero ¿en dónde creéis que situó el sabio el centro del mundo en el mapa de su libro? Habéis acertado, el centro del mundo estaba en Barskoon. Y es que el centro del mundo es cualquier lugar del mundo, todo dependerá de quién lo ponga. Y este lugar, para el sabio nacido aquí, era tan bueno como cualquier otro. O quizá no, no era tan bueno, era el mejor centro del mundo porque aquí comenzó su propio mundo. 

Lo curioso es que cerca de aquí se encuentra un monumento a Yuri Gagarin. quien después de hacerse mundialmente famoso por su vuelo espacial, eligió esta región para veranear, así que en cierta forma, después de haber visto el mundo desde el espacio, decidió situar su centro en el mismo lugar que el sabio del siglo XI. Yo visité el monumento al héroe durante mi viaje a Mongolia para hacer la serie de televisión Diario de un Nómada.

Gagarin nació en 1934, sufrió la ocupación alemana de su hogar, sus hermanos mayores fueron deportados para trabajar como esclavos en Polonia, tuvo una educación profesional básica. Sin embargo, consiguió entrar por méritos propios en la escuela militar del aire. El anecdotario cuenta que estuvo a punto de ser expulsado por sus deficientes aterrizajes hasta que el director le puso un cojín en el asiento para elevar un poco su punto de vista, pues Gagarin era un hombre muy bajito. 

En 1960 fue escogido junto a otros 19 aspirantes para el programa espacial soviético. Los entrenamientos y pruebas fueron durísimos y estresantes, con una tecnología primitiva y unos conocimientos casi inexistentes sobre lo que les esperaba allí. Gagarin destacó por su tesón, inteligencia, personalidad y forma física. Su baja estatura, 1,57, jugó también a su favor porque el espacio en la cápsula era muy reducido. 

El 12 de abril de 1961 en el cosmodromo de Baikonur en Kazajistán lo metieron en la Vostok 1 y cuando le dijeron que estaba listo exclamó una palabra que se ha convertido en icónica para los habitantes del bloque socialista: Poyehali, algo así como vamos para allá, adelante o Jerónimo 

Su vuelo duró 108 minutos y completó una órbita entera. El descenso fue complicado porque siempre falla algo en las naves espaciales, pero retornó ileso a suelo Kazajo y se convirtió en una celebridad mundial. Aunque eso no lo llevó tan bien. El ser humano parece que está más preparado para viajar a las estrellas que para ser una de ellas. Comenzó una vida itinerante de evento en evento por todo el mundo, se dio a la bebida y a las mujeres y no le permitían volar. Se mató el 27 de marzo de 1968 con apenas 34 años, en un accidente con un Mig 15 en misteriosas circunstancias. 

Convertido en un mito, fue nombrado héroe de la Unión Soviética. Se asegura que Gagarin dijo que él había ido al espacio y allí no había visto a Dios. Lo cierto es que nunca pronunció esas palabras. Eso en realidad lo dijo Kruchev en el comité central del partido comunista soviético. Muy sonoramente barbotó «Gagarin fue al espacio y no vio a Dios». Pero no fue así, el astronauta no hizo tal manifestación. Lo que en verdad dijo Gagarin al contemplar la Tierra desde el espacio fue «pobladores del mundo, salvaguardemos esta belleza, no la destruyamos». Teniendo en cuenta los artefactos con lo que experimentaba la URSS en el mismo país donde fue lanzada su nave, se puede considerar una frase casi rebelde. Lamentablemente, hoy vuelve a cobrar sentido.

El episodio que le dediqué se puede ver aquí https://play.rtve.es/v/5493265/

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ELOGIO DE LA CENSURA

            Soy censor. Sé que mi profesión ya no es apreciada. Nací en un mal momento. Demasiado tarde, o quizá demasiado pronto, pero lo cierto es que nunca gocé del reconocimiento que ganar las oposiciones me debía proporcionar. Como los verdugos y los serenos, nosotros también estamos fuera de época. Refugiados en último sótano del suprimido Ministerio de la Verdad Oficial, los miembros del Cuerpo Superior de Censores languidecemos sin apenas nada que hacer.

            La sociedad ya no aprecia el valor de la censura y eso que es una de las actividades más útiles y necesarias. La censura es algo imprescindible. Imaginen lo delicioso que sería leer una novela sin párrafos superfluos, descripciones prolijas o sentimentalismo psicológico. Imaginen ver una película sin planos largos, travelings, picados y lento esteticismo. Sería vivir en un paraíso. 

            Pronto me di  cuenta de que al Mundo le sobraba mucho para ser perfecto. Por doquier encontraba seres y realidades superfluas: matones de patio escolar, profesores tiránicos, normas absurdas, repeticiones odiosas, obras molestas… Con apenas diez años decidí que sería censor para borrar todo lo adventicio y banal. Pero ya entonces se estaba gestando la Revolución Luminosa de las Grandes Libertades, en cuyo nombre todo estaba permitido. Bajo aquel huracán libertario se nos suprimió como gremio, se nos consideró sujetos sospechosos de afinidad con el viejo régimen totalitario donde no se podía decir o escribir cualquier cosa porque existía una cosa facha llamada normas. 

            La multitud celebró con esperanza la nueva ley consistente en la ausencia de leyes que dijeran lo que se podía o no se podía decir, hacer o pensar. Se arrumbaron normas que prescribían las viejas costumbres, se derribaron los muros de las cárceles y se levantaron monumentos a ese escritor colombiano que pugnaba por suprimir tildes y uves. La gente empezó a hablar como le daba la gana. Una nueva Era parecía a punto de alborear. Por fin íbamos a ser definitivamente libres. 

            Pero pronto se vio que no todo podía ser hecho, dicho o escrito. El derroche de libertad no resolvió los problemas de incomunicación, sino que los agravó aún más, porque si cada cual era libre de llamar a las cosas como quisiera, entonces se corría el riesgo de no entenderse en absoluto. Algunos sostuvimos que no se podía llamar “silla” a un perro, ni “mesa” a una vaca, y que por tanto había que censurar severamente los intentos de decir, “ven aquí, silla”, cantar “tengo una mesa lechera” o emitir anuncios publicitarios de “comida para sillas, elaborada con auténticos pedazos de mesa”. 

            Fuimos tildados de fascistas por señalar los riesgos, por decir que a un concepto le corresponde una palabra y no otra cualquiera. “La libertad”, dijeron, “es también la libertad de no entenderse. Entenderse es reaccionario. Entenderse es lo que permite a los soldados obedecer las órdenes que los llevan a la guerra. Suprimamos el entendimiento y ya no habrá más conflictos en el Mundo”. Pero como nos lo decían con arreglo a las nuevas no-normas, tampoco los entendíamos y no pudimos ser totalmente conscientes de nuestra felicidad pacifista y libertaria. 

            Hoy por fin vivimos totalmente libres en sótanos herméticos donde cada cual es rey y prisionero de sus propios, exclusivos e indescifrables dictados. Sin censura, todo está censurado. Así que mientras escribo estas notas con el viejo código gramatical que heredé de mis antepasados, aferrado a unas normas que ya no lo son, oteo por el ventanuco que da a la calle desierta y sé que nadie salvo otro gris censor que no sea yo mismo podrá ya entenderme. 

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Teodora y el Derecho Romano

Nada es lo que parece. O las cosas nunca son como las contamos. Ni siquiera cuando hablamos de los más tradicionales asertos y de las más inamovibles certezas podemos escapar de la inexorable falsedad que supone el hablar. Las palabras mienten porque mutilan cualquier realidad para hacerla inteligible, transmisible. Si usted y yo describimos un árbol a un tercero, no le estaremos dando sino una idea muy imprecisa de cómo es en verdad el árbol y nuestras versiones diferirán en aspectos sustanciales del mismo árbol. Por eso, como es imposible decir la verdad del árbol con sólo palabras y ni siquiera dos que contemplen el mismo árbol lo describirán de forma coincidente, acabamos tirando por la calle de en medio, diciendo simplemente “árbol” para describir un mundo infinito de posibles árboles.

Así andamos, diciéndonos medias verdades para contarnos la completa mentira del mundo. Un ejemplo claro de este fenómeno es hablar del Derecho Romano. Pues bien, eso que suena tan eufónicamente a sabiduría e historia es otra gran falsedad porque el Derecho Romano no es verdaderamente derecho romano, sino derecho bizantino. Lo que conocemos del Derecho Romano es el Codex de Justiniano promulgado en su segunda y definitiva versión en el año 534. O sea, muchos años después de que Roma hubiera dejado ser capital de cualquier imperio. 

Todo empezó (o acabó) con una repartición testamentaria, que es, como todos sabemos, una de las mayores causas de desastres y cataclismos. Teodosio I o el Grande se cargó el Imperio (bastante deteriorado ya) en el año 395 cuando lo repartió entre sus hijos Honorio y Arcadio. Honorio fue un auténtico desastre de emperador y durante su reinado hasta los visigodos saquearon la capital de Rómulo y Remo. Lo que vino después de su muerte fue sólo una lenta agonía política y una sucesión de títeres a los que llamaban, con más sorna que crueldad, emperadores. Así que Roma, lo que se dice Roma, termina ahí, en el siglo IV. 

Lo que duró un poco más fue el montaje de Oriente, el que le tocó a Arcadio en herencia. Pero llamar a eso Imperio Romano es como decir que el Premio Príncipe de Asturias es como el Nobel. Pues oiga, con todos los respetos, no. Ni la Vuelta a España es el Tour ni Bizancio, por muy grandiosa que fuera, era Roma. Lo que ocurre es que esos turcos que aún no sabían que lo eran, añoraban un pasado de grandeza y sabiduría. Añoraban Roma como yo añoro mi pasada vida como héroe mítico, no te jode. Porque esa es otra, los que creen en la transmigración de las almas siempre tenido vidas cojonudas y han sido napoleones, josefinas o cleopatras. Pero barrenderos, caballerizos o sirvientas, de eso nada, y es comprensible: si me tengo que inventar una vida pasada, que al menos esa sea fetén. 

Esa añoranza les hacía respetar las viejas fuentes jurídicas de la Roma verdadera. Y es curioso de narices, porque el sistema de códigos civiles que tenemos en Europa continental pensamos que es herencia de los romanos y que los anglosajones que se fían más del precedente judicial son una panda de bárbaros que han construido un derecho asistemático sobre las resoluciones de los tribunales. Pero luego resulta que el Derecho Romano más importante y respetado, el del Digesto, es casuístico y se basa en interpretaciones que sabios juriconsultos hacían de las sentencias dictadas por los jueces. ¿Duda alguien todavía de que las palabras siempre mienten?

Justiniano (483-565), como emperador del Imperio Romano de Oriente, participaba de esa idolatría del pasado glorioso del verdadero Imperio Romano, el de los octavios augustos, los julio césares y los trajanos. Así que emprendió una labor de reconstrucción del mito imperial. Y como una parte importantísima de ese mito estaba el Derecho. Roma era su Derecho. Encargó a una comisión de sabios presidida por Triboniano la recopilación de las normas dispersas y de la jurisprudencia que constituían la base del ordenamiento jurídico de la Roma Imperial. A eso se le llamó el Codex de Justiniano y ese código es lo que, más o menos prostituido y adulterado por glosadores, postglosadores y demás intermediarios, hemos recibido durante la edad media en toda Europa con el sacrosanto nombre de Derecho Romano. En España a este Codex manipulado se le llamó Liber Iudiciourm o Fuero Juzgo. 

Lo que resulta curioso es que Justiniano, considerado sapientísimo emperador, prócer del Derecho, e iluminado jurisperito, comenzara su labor legisladora con una prevaricación en su provecho. Y es que como la sabiduría popular sabe perfectamente, picha dura no cree en Dios. Porque Teodora se la ponía. A él y a toda una ciudad. Porque Teodora, la que ama a Dios según proclama su nombre, era muy, pero que muy puta y debió pasarse por la piedra a medio imperio. Aunque los historiadores usan algún que otro eufemismo, lo cierto es que cuando testifican que Teodora agasajó diez jóvenes en una fiesta, podemos hacernos una cabal idea de lo que era en realidad la fiesta, el agasajo y Teodora. 

Teodora lo había pasado mal en la vida. Su padre, Acacio alimentaba osos en una especie de zoologico para fieras que mantenían los verdes, una de las dos facciones sociales y políticas en liza: la otra era la azul. Cuando murió el besteiro, su viuda se quedó en la calle con tres hijas de muy corta edad. La madre las hizo salir vestidas de suplicantes durante un festival y mientras los verdes las recibieron con desprecio, los azules con compasión. Esto se le quedaría grabado a la niña Teodora, quien junto a sus hermanas pronto se daría cuenta de la utilidad del pequeño tesoro que la naturaleza le había regalado. Después de cepillarse Bizancio entera, se largó con un pretendiente que le prometió un trono. Pero al llegar a Alejandria, la abandonó. El viaje de vuelta a Constantinopla lo pagó Teodora con su única joya. Así que no es de extrañar que a su regreso estuviese un poco cansada de su vida libertina.

Aunque la moza intentó luego mejorar de reputación para casarse con Justiniano, su licencioso pasado no estaba bien visto por Lupicina, la casta esposa del emperador Justino, el tío del novio. La emperatriz alegaba una vieja ley que impedía el matrimonio de un senador con izas, rabizas o colipoterras. Pero en cuanto murió la vieja comadre, el sobrino convenció al tío para que derogara tan cruel norma y poderse casar con tan docta señorita. Ya se sabe que la buena legislación empieza por uno mismo. En cuanto el tío espichó, el sobrino y la sobrina heredaron el trono imperial. Lo que vino después es la clásica historia de crueldad gratuita por parte de quien tuvo que tragar lo suyo en su juventud. Y mientras el marido legislaba y perseguía con afán un código unificado que asegurara la justicia en su imperio, su señora se construía un palacio y enviaba a la tortura y la muerte a todos aquellos de los que sospechara la más mínima desafección. 

Y como mujer lista que era, no sólo mataba a los enemigos ciertos o presuntos, sino a sus hijos y a los hijos de sus hijos. De hecho, aunque de Justiniano sólo tuvo una hija que murió antes que ella, se cuenta que tuvo un hijo ilegítimo cuando estuvo vagabundeando fuera de Bizancio y que en cuanto el muchacho, a quien su padre había revelado la identidad materna, apareció por la corte lo hizo desaparecer. El enamorado Justiniano consintió los caprichos de una señora que vivía rodeada de eunucos y esclavas, absolutamente entregada a la causa de su belleza y a la redención de putas. Porque Dorotea fundó una de las primeras oenegés en la orilla asiática del Bósforo donde transformó un palacio en monasterio de prostitutas. Más de quinientas llevó rescatadas de las calles de Bizancio, para tristeza de clientes y desesperación de algunas redimidas, que hartas de cautiverio por su bien se arrojaron al agua y murieron ahogadas. 

Y mientras esto sucedía, Justiniano se iba haciendo un hueco en la historia con su labor legisladora. Lo curioso es que mientras que él ha quedado como un emperador justo, su esposa es mucho más desconocida y arrastra una leyenda un tanto oscura por su caprichosa crueldad. Y tal vez no sea equitativo, porque Justiniano, que debía estar más encoñado que el opositor a Notarías que pierde la virginidad a los cuarenta, la nombró emperatriz en igualdad de rango al suyo. 

Los gobernadores debían jurar fidelidad a ambos y en su propia tarea legislativa, el emperador atribuía públicamente la virtud de sus leyes a los sabios consejos y visiones de Teodora. Con lo cual no estamos faltando del todo a la verdad (o al menos no más que las palabras) si decimos que en parte, el Derecho Romano, al menos el Derecho Romano que conocemos, es decir, el bizantino Codex de Justiniano, es también obra de Teodora. Pero claro, no queda muy bien en los planes de estudio afirmar que el sacrosanto ordenamiento del Imperio más grande, sabio y poderoso de Occidente es fruto de los sueños de una puta. 

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PROPÓSITOS DE AÑO NUEVO

Pues vamos con los propósitos de año nuevo. Lo primero es curarnos la resaca, verdad? Bueno, pues después vamos al lío de los planes para el 2022. Muchachos, yo creo que por fin vamos a salir del pozo tras este bienio negro y podremos volver a viajar con cierta libertad. Yo estoy haciendo mis planes para alguna travesía internacional, que llevo 2 años que solo he viajado en la península Ibérica. Pero además voy a viajar en España con los socios del Silver Reader MotoClub en 4 rutas. La primera será la de la semana que viene en Cantalejo. La 2ª será en primavera en Lérida. La 3ª será en agosto en Lugo. La 4ª será en otoño en Huelva. Con este calendario, cuyas fechas iremos cerrando en las próximas semanas, creo que me voy a repartir de modo que los socios de toda España peninsular puedan compartir ruta conmigo. Haremos más cosas en Madrid aparte de estas, así que el club tendrá mucha actividad.

Luego está el tema de la producción audiovisual y literaria. Ya estoy escribiendo nuevo libro sobre Estados Unidos en moto, que espero publicar en 2022, y he decidido sacar toda mi obra en ebook para poder distribuirla fácilmente en aquellos países donde los libros en papel llegan con dificultad. Si alguno de vosotros tiene experiencia publicando ebooks, por favor, aceptaré encantado los consejos y sugerencias.

En cuanto a la producción audiovisual, lamentablemente la tendencia del mercado es hacia las plataformas de pago, como la de vehículos clasicos para la que hago ahora mis reportajes de clásicas, Amazon Prime, donde tengo el programa Moto Nómada, o Movistar+, OrangeTV o Vodafone TV donde antes se veía Canal Viajar y ahora que Disney lo ha cerrado, se ve Escapa TV, donde también están mis contenidos. Habrá nuevas plataformas y canales de pago, es el futuro. Posiblemente Diario de un Nómada no se haga más para la tele en abierto. Por eso quiero potenciar de nuevo mi canal de YouTube, que he tenido semiabandonado durante años, para ofrecer contenidos gratuitos, pero para poder hacerlo hay que reactivarlo y hacer rentable el resto de canales como Amazon para que los excedentes que generen los contenidos de pago financien los contenidos gratuitos con la misma calidad profesional. Todo el rato recibo mails de empresas de gestión que quieren optimizarlo, posicionarlo e incluso postear en mi Facebook. Siempre contesto que no. Yo llevo mis redes personalmente como un canal de comunicación honesto y directo con la audiencia. Este proyecto no tiene que ser grande, tiene que ser creíble. Por eso ahora, necesito que si hay alguien entre vosotros que conozca el tema del marketing en YouTube se ponga en contacto conmigo para aconsejarme como hacer anuncios dirigidos a la audiencia posible para mis series, pero manteniendo yo el control de mi propio canal y sin tratar de ganar dinero metiendo publicidad encubierta como «consejos de amigo».

Y luego está el tema de las motos del 2022. Espero seguir haciendo reportajes de clásicas y conduciendo mis propias clásicas. En 2021, gracias a mi amigo Juan Carlos Hidalgo Garcia hemos recuperado la Yamaha XT 350 que fue mi primera moto, en Integral Moto hemos puesto en march la Ducati 900 SS y en 2022 hay que hacer lo mismo con la Princesa de Un millón de piedras, la BMW R80GS con la que hay que hacer algún viaje. Por supuesto, La Gorda tiene que volver a rutear, lo mismo que Atrevida y Etheria. Y ahora que os he contado mis planes para el 2022, solo tengo que convencer a mi mujer de que me deje hacerlos porque después de leer este tocho, me parecen muchas motos que llevar. Pues nada, compañeros, feliz año y que este sea el final de la pesadilla.

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JO, QUÉ TROPA

Cuando me nominaron al Premio Iris de la Academia de Televisión como mejor realizador por mi serie de aventuras para La2 Diario de un Nómada, me acordé inmediatamente de Álvaro Figueroa y Torres, más conocido como el conde de Romanones.  Don Álvaro Figueroa y Torres (Madrid, 1863) no nació conde pero sí muy espabilado. Lo fue todo en la política de la época de la Restauración: ministro, presidente del Senado, del Congreso, del Consejo de Ministros y hasta alcalde de Madrid. El título se lo crearon exprofeso en 1893 para premiar sus servicios a la patria. El conde ha quedado como epítome del cacique astuto que mezclando negocios y asuntos públicos siempre salía ganando. Salvo cuando intentó su acceso a la Real Academia. Se cuenta que visitó a todos los académicos para pedirles el voto y todos se lo prometieron. El día de la votación, no obtuvo ningún sufragio favorable y fue entonces cuando exclamó su frase: “Jo, qué tropa”

Como no conozco académicos de la Academia de Televisión no puedo ir a pedirles el voto y dudo mucho que vayan a ver este vídeo, pero si pudiera pedirles el voto, esto es lo que les diría. A diferencia de don Álvaro, yo no tengo esperanzas en que me lo den porque a mí no me conoce nadie allí y los otros nominados son programones de gran presupuesto como Late Motiv o El Hormiguero. En todo caso, a mí ya me parece la hostia haber sido elegido por un jurado que entiende de televisión como uno de los 6 mejores realizadores del 2021 en España. Creo que los académicos de televisión están un poco locos por esta nominación, así que que creo que yo también puedo decir eso de jo, qué tropa.

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